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Bogotá D.C., febrero 6 de 2023. Desde 2012, cada 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina – MGF, con el objetivo de ampliar esfuerzos para visibilizar y sensibilizar sobre la importancia de erradicar esta práctica nociva, que tiene lugar en Colombia, y los impactos a corto, mediano y largo plazo que tiene para las niñas, adolescentes y mujeres.

La MGF es una práctica en la que se alteran y lesionan los genitales femeninos; la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha identificado cuatro tipos de mutilación que compromete el clítoris, los labios menores y/o mayores, y la vagina. La realización de la práctica no tiene ningún motivo médico, por el contrario, es una afectación en la salud de las niñas, adolescentes y mujeres que se traduce en hemorragias, infecciones, dolores, aumento en el riesgo de contagio del VIH, complicaciones en el parto y en las relaciones sexuales, incluso la muerte. Igualmente, tiene impactos en la salud mental, causando ansiedad, depresión, traumas, entre otros.

En términos de derechos humanos, es una vulneración y violación al derecho de la vida, la salud, la integridad, la dignidad, la no tortura, a una vida libre de violencias, y a los derechos sexuales y reproductivos. La MGF es una forma de violencia por razones de género que tiene origen en la desigualdad de género y en creencias, roles y estereotipos relacionados con roles heteronormativos de las mujeres que perpetúan la desigualdad.

En Colombia, es una práctica que ha sido reconocida por algunos pueblos indígenas que se han comprometido con su erradicación, sin embargo, es una violencia que sigue vigente e incluso, se ha identificado en comunidades afrodescendientes del país y se asociada a la violencia sexual por fuera de contextos étnicos.

En el más reciente proyecto desarrollado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas – UNFPA-, en 2022, con apoyo de la Embajada de Francia, fue posible identificar varias de las razones por las cuales se realiza: I) para evitar que el clítoris crezca y tome la apariencia de pene, II) con el objetivo de que las niñas, adolescentes y mujeres no tengan una orientación sexual diversa, III) las prepara para ser esposas fieles a sus parejas y madres, IV) para controlar su sexualidad.

Estas creencias alrededor del cuerpo de las mujeres, los roles y normas que “deben” cumplir siguen siendo la base de esta violencia. En el marco de este mismo proyecto y tras un ejercicio de sensibilización, la mayoría de las mujeres indígenas que participaron coincidieron en la necesidad de poner fin a esta práctica ya que no hace parte de su Ley de Origen, al ser aprendida en el proceso de colonización, además, por ser una práctica que provoca sufrimiento e incluso la muerte de niñas, adolescentes y mujeres.

Desde UNFPA ratificamos nuestro compromiso en poner fin a las violencias por razones de género y prácticas nocivas, por ello, seguimos contribuyendo a la garantía de los derechos y las autonomías de niñas, adolescentes y mujeres. En este sentido, trabajamos con las comunidades, organizaciones y autoridades indígenas para avanzar en la igualdad de género desde un enfoque de derechos, género, comunitario e intercultural. Así mismo, seguimos promoviendo la implementación de acciones integrales orientadas a la erradicación de esta práctica de manera articulada con las instituciones del orden nacional y local.