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Me llamo Elisa Jojoa Tobar, tengo 46 años y nací en la ciudad de Popayán. Soy enfermera y aprendiz de partería tradicional y desde el 2016 estoy trabajando en la visibilización de la violencia obstétrica, como una de las violencias que se ejercen contra las mujeres y vulnera derechos humanos y derechos sexuales y reproductivos. 

Cada situación vivida en torno a la violencia obstétrica, donde la palabra NO se la lleva el viento, deja huellas imborrables en el cuerpo, la mente y en el alma de las mujeres. Es importante visibilizar estas historias y sensibilizar a los actores involucrados para que nunca más se vuelvan a repetir.

Como parte de la investigación, desarrollamos una propuesta artística que busca el reconocimiento y la construcción colectiva de los conceptos de violencia obstétrica y de parto respetado; con esta propuesta hemos llegado a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas. Visibilizar es una oportunidad para promover la inclusión de servicios materno-perinatales, evidenciar las relaciones de subordinación entre personal de salud y paciente; y mostrar la estructura rígidamente jerarquizada del campo médico. 

Uno de los principales retos identificados en este proceso es el no reconocimiento a estas prácticas como una forma de violencia contra las mujeres. Se ha normalizado tanto que cuesta bastante trabajo que el personal médico, y todas las personas, puedan clasificarla como una violencia. Otro de los retos que tenemos es llegar a más poblaciones para poder generar un diálogo entre personal de salud y mujeres, en el que se concreten procesos que impacten positivamente la construcción de la paz desde el momento de nacer. 

El trabajo realizado ha permitido desarrollar procesos de incidencia en las políticas públicas, visibilizar la violencia obstétrica a través de espacios académicos y generar en las mujeres procesos de reconocimiento y empoderamiento para vivir un parto respetado, con-sentido y protegido.