Desde el nacimiento, las expectativas de cómo debe ser una niña o un niño nos rodean. Esos estereotipos de género hacen parte de todos los espacios que habitamos. De hecho, buena parte de las violencias basadas en género y las violencias contra niñas, adolescentes y mujeres tienen una base en esas normas rígidas según nuestro sexo de cómo debemos ser, cómo debemos lucir y qué debemos y podemos o no hacer.