Reconocer la medida en que los brotes de COVID-19 afectan de manera diferente a mujeres y hombres es de gran importancia. Algunos datos preliminares sugieren que están muriendo más hombres que mujeres, potencialmente debido a las diferencias inmunológicas basadas en el sexo, a las mayores tasas de enfermedades cardiovasculares en los hombres y a las elecciones de estilo de vida, como el tabaquismo. Sin embargo, las experiencias y lecciones aprendidas extraídas de los brotes de Zika y Ébola y de la pandemia de VIH demuestran que un análisis de género fuerte y una respuesta informada e integrada en función del género son vitales para reforzar el acceso y la aceptabilidad de los servicios humanitarios necesarios para satisfacer las necesidades específicas de las mujeres y las niñas, así como de los hombres y los niños, y personas LGBTI.