Los movimientos sociales han sido relevantes para establecer oposición a aquellos sistemas que han violentado y vulnerado la condición humana de grupos sociales como las mujeres, las negritudes, los grupos indígenas, la comunidad LGTBIQ+, las personas migrantes, las personas campesinas, las personas con discapacidad, entre otros. Los movimientos sociales son un medio, un espacio y un altavoz; el medio permite develar reivindicaciones, propuestas, demandas y problemas sociales, mientras que el espacio está dispuesto para crear, recrear y transmutar identidades colectivas; finalmente, el altavoz proyecta la voz de la sociedad y envía sus mensajes a los que ejercen el poder, gobiernan y están implicados en la gestión de lo público (Marisa Revilla, 2010).