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  • En Colombia para el año 2006, de cada mil nacidos vivos, 17 fueron atendidos por parteras, mientras que para el 2016 fueron 6.

5 de mayo de 2018. Las parteras de las comunidades étnicas cumplen un rol fundamental en el cuidado de la vida durante el proceso de gestación, parto y posparto de las mujeres de sus comunidades. Su trabajo es un aporte al mejoramiento de la salud materna y perinatal, y a la reducción de la mortalidad materna, la cual es 5 veces mayor en mujeres indígenas y 2 veces mayor en mujeres afrocolombianas con respecto al promedio nacional.

Las brechas geográficas y culturales para el acceso a la salud sexual y reproductiva son un factor determinante en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de las zonas rurales, rurales dispersas y con pertenencia étnica indígena y afrocolombiana.

Estas brechas están representadas en las dificultades para desplazarse a hospitales o servicios de salud o en la adecuación de dichos servicios a los saberes ancestrales y prácticas tradicionales de sus pueblos como por ejemplo, la comprensión del sistema institucional sobre la adecuación del parto vertical, el acompañamiento de la familia durante el parto, y en el caso de las mujeres indígenas, la imposibilidad de comunicarse en su propia lengua con el personal de salud; además de otras prácticas del cuidado prenatal, del parto y posparto regido por sus usos y costumbres.

El mejoramiento de la salud materna necesita avanzar en la comprensión y el diálogo con los saberes étnicos, partiendo del reconocimiento y la salvaguardia de la práctica de la partería como patrimonio cultural del país. En este sentido, el Ministerio de Cultura en una sesión del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural realizada el 7 de octubre de 2016, incluyó los Saberes Asociados a la Partería Afro del Pacífico en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito nacional, con el objetivo de identificar y adelantar acciones para asegurar la preservación de éste conocimiento ancestral.

Así mismo, la adaptación intercultural y la articulación de las parteras al sistema de salud formal a través de servicios de salud propios de las comunidades étnicas -como el Sistema Indígena de Salud Propia Intercultural, SISPI- y un modelo especial de atención integral de salud con enfoque intercultural podría aumentar el acceso de las comunidades a los servicios, así como reducir significativamente las muertes maternas prevenibles.

Reconocer y hacer partícipes a las parteras del sistema de salud institucional permitirá el fortalecimiento de sus capacidades para la identificación de señales de peligro, planes y rutas de atención en caso de emergencia obstétrica, violencia sexual, entre otras; así como la pervivencia de los saberes y la práctica tradicional, que son un aporte esencial para la atención de las mujeres con pertenencia étnica porque entiende sus contextos, necesidades, cosmovisión y tradiciones culturales de sus pueblos.

El impacto es positivo cuando la salud y los derechos sexuales y reproductivos dialogan respetuosamente con las culturas, los saberes y las prácticas que pueden salvar la vida de las mujeres, sobre todo aquellas que se encuentran en contextos y condiciones de mayor vulnerabilidad en el país. Desde allí el rol de las parteras tradicionales de los pueblos indígenas y afrocolombianos cobra un valor fundamental en la salvaguarda de los derechos de las mujeres y la pervivencia de estos pueblos. El reconocimiento profundo de este saber y práctica tradicional corre el riesgo de su perdida y consideramos muy importante su papel en la promoción y garantía de los derechos sexuales y reproductivos.

El compromiso del Fondo de Población de las Naciones Unidas con la salud y los derechos sexuales y reproductivos sigue en pie. Seguiremos colaborando con el Gobierno Nacional, los Gobiernos Locales, las Autoridades Indígenas y Organizaciones Étnicas para el mejoramiento de la salud materna y poner fin a la mortalidad materna prevenible en Colombia.