Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
Salvar vidas nunca había sido algo tan angustioso.
Los ataques contra los trabajadores humanitarios superaron el año pasado todos los registros anteriores, con más de 480 de ellos agredidos, heridos, secuestrados o asesinados, según la Base de Datos sobre la Seguridad de los Trabajadores Humanitarios.
Este año, las amenazas contra el personal sanitario están aumentando en medio de la pandemia de COVID-19. Los trabajadores sanitarios no solo se enfrentan al mortal coronavirus, sino que también están soportando una creciente ola de violencia, con ataques motivados por el miedo y la desinformación.
Sin embargo, estos héroes humanitarios de la vida real no se dejan intimidar por este aumento súbito de la violencia y la enfermedad. En todo el mundo hay personas que dan un paso al frente para asumir el reto de prestar labores humanitarias en sus comunidades y en todo el planeta.
El UNFPA quiere dedicar este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria a los que han sido heridos o han muerto en el desempeño de sus funciones, así como rendir homenaje a quienes siguen prestando apoyo vital y protección a las personas más necesitadas.
Rendimos homenaje a los médicos, los enfermeros y las matronas que arriesgan sus propias vidas para ayudar a las mujeres embarazadas durante el parto. Rendimos homenaje a los asesores y trabajadores sociales que prestan apoyo a las supervivientes de la violencia por razón de género, que ha empeorado con la COVID-19. Rendimos homenaje a las mujeres y a los dirigentes juveniles que defienden con firmeza los derechos humanos y la dignidad como encargados de ejecutar las respuestas humanitarias de primera línea. Asimismo, reconocemos la extraordinaria deuda contraída con todos los trabajadores sanitarios que siguen prestando sus servicios durante una pandemia que se ha cobrado más de 650.000 vidas.
En el UNFPA también reconocemos que las trabajadoras humanitarias y sanitarias enfrentan mayores riesgos. Las mujeres constituyen en torno al 70% del personal de los servicios sociales y de salud, donde es más probable que sufran condiciones de trabajo inseguras y un acceso desigual al material de seguridad y al apoyo. Sabemos que defender con firmeza la salud y los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad entre los géneros también plantea graves riesgos, y que las activistas de los derechos humanos son cada vez más víctimas de amenazas, agresiones y asesinatos.
El personal y los asociados del UNFPA que están superando obstáculos sin precedentes para prestar asistencia a las personas afectadas por crisis humanitarias en más de 60 países —especialmente las que se encuentran en situaciones de extrema necesidad como resultado de la COVID-19— representan una inspiración para nosotros. Estamos colaborando con los gobiernos y los asociados para erradicar por completo las necesidades insatisfechas en materia de planificación familiar, las muertes maternas evitables y la violencia por razón de género y las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina. Asimismo, también hacemos un llamamiento para que cesen los ataques contra los trabajadores humanitarios, los civiles y la infraestructura civil, en particular las escuelas, los hospitales y los centros de salud.
Vivimos en un mundo en el que los héroes no llevan capa, pero sí mascarillas y protectores faciales. Protegen la vida de quienes dan la vida. Escuchan los gritos distantes de ayuda y brindan apoyo a las mujeres y niñas necesitadas. Son sobrehumanos en su perseverancia y compasión, y en su esperanza de que, juntos, podamos lograr un mundo mejor para todos.