Kimberly tiene 17 años, vive con su familia en la Isla de Providencia, departamento de San Andrés. Recuerda ese 16 de noviembre como algo catastrófico, el paso del huracán Iota derribó completamente su casa y la de varias familias. También, recuerda que las personas solo rezaban por sus vidas, pedían poder salir vivas, “fue un momento que marcó historia en las islas de San Andrés, Santa Catalina y Providencia”.
Durante el paso del huracán, Kimberly, junto con su mamá, papá, primas, dos tíos y la abuela, se refugiaron debajo de la casa de la vecina mientras terminaba esa larga noche que nunca olvidarán. Al día siguiente, cuando dejó de llover, pudieron ver que el paso del huracán Iota había causado profundos estragos en la isla. En ese momento decidieron salir y refugiarse en el polideportivo que queda en el sector de Casa Baja, allí, su familia estuvo por cuatro meses durante las acciones de recuperación de la isla, proceso que aún continúa.
Después de esta emergencia, varias personas de la comunidad salieron para San Andrés en busca de ayudas y alimentos porque no tenían absolutamente nada. “Mis tíos vinieron en lancha por mí, y mis dos primas para trasladarnos a San Andrés. Ahí estuve cuatro días y después me llevaron a Medellín. Durante un mes y medio viví por fuera de la isla, cuando regresé encontré que estaban realizando estas actividades sobre derechos sexuales y derechos reproductivos”.
Kimberly y 23 adolescentes entre 11 y 17 años, participaron en uno de los 12 talleres desarrollados en Providencia por el equipo de profesionales del proyecto ‘Fortalecimiento de la oferta de servicios de salud sexual y reproductiva, atención de violencias basadas en género y violencia sexual en el Archipiélago, para la respuesta territorial en el contexto humanitario y de pandemia por COVID-19’, liderado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas - UNFPA -, en coordinación con el Ministerio de Salud y Protección Social, la Secretaría de Salud del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con el apoyo del socio implementador Fundación Oriéntame.
Los talleres les brindaron información que no tenían antes, por ejemplo, Kimberly no sabía que existía una ruta de atención para sobrevivientes de violencias basadas en género, tenía poca información sobre métodos anticonceptivos o los derechos sexuales y reproductivos. “Recibir este taller fue muy importante porque en la actualidad algunas jóvenes de la isla están pasando por situaciones complejas y no saben a quién pedir ayuda o cómo expresar lo que sienten a un profesional, no saben cómo buscar apoyo”.
“Uno de los mayores aprendizajes fue dejar atrás el temor a decir y expresar lo que se siente, así como poder confiar en las personas de este proyecto que nos prestan ayuda”. Kimberly, menciona que después del taller tiene las herramientas, sabe cómo y dónde buscar apoyo en circunstancias similares.
Como beneficiaria del proyecto en Providencia, Kimberly recibió el kit dignidad. Para ella y las jóvenes de la isla fue muy significativo que les entregaran este kit; sobre todo, le llamó la atención encontrar artículos de uso personal, “es importante saber que se preocuparon por la salud, los derechos, el bienestar y el cuidado del cuerpo de las mujeres tras el paso del huracán”.
“El kit y las charlas fueron muy importantes para entender y saber cómo tomar decisiones y cómo actuar frente a situaciones de acoso”. Recuerda que tras el fenómeno natural muchas mujeres se sentían incómodas por la presencia de personas no originarias de las islas que llegaron para apoyar la recuperación de Providencia. Se escuchaban algunos comentarios desobligantes con las mujeres; en ciertas circunstancias las jóvenes se sentían acosadas y tenían prevenciones para conversar con profesionales que las pudiera apoyar, trataban los temas solo entre ellas o con personas que no son expertas en estos temas.
“Quizás si no hubiese llegado este tipo de apoyo a la isla, habría muchas más situaciones de acoso y violencias, aún con las herramientas del taller, se escucha decir a las mujeres, que varios hombres las acosan”.
“Sería importante que siguieran realizando talleres y actividades para que más jóvenes puedan tener información y recibir estas ayudas”. Jóvenes como Kimberly, ratifican nuestro compromiso de continuar trabajando en acciones que contribuyan con la reducción de los impactos que conllevan las emergencias naturales y humanitarias, a través de estrategias que fortalezcan los servicios en salud sexual y reproductiva, la atención de violencias basadas en género (VBG), y la entrega de insumos que contribuyen a dignificar la situación de las mujeres en contextos difíciles.
Conoce más sobre el trabajo realizado en San Andrés, Providencia y Santa Catalina https://lac.unfpa.org/es/news/luego-de-la-tormenta-iota-en-colombia-unfpa-brinda-ayuda-enfocada-en-salud-sexual-y