“El Camino hacia 2030: Erradicar la Pobreza y Lograr el Consumo y la Producción Sostenibles”
Campaña juvenil para prevenir el Zika, Brasil.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, conmemora el Día Internacional de la Juventud reafirmando y reconociendo el papel central de los jóvenes en la promoción del bienestar de sus familias, comunidades y naciones. El tema de este año, “El Camino hacia 2030: Erradicar la Pobreza y Lograr el Consumo y la Producción Sostenibles”, no podía ser más pertinente y oportuno.
Más de 500 millones de jóvenes en el mundo viven en condiciones de pobreza, y a menudo no pueden satisfacer sus necesidades más elementales. Carecen de acceso a recursos vitales y se encuentran representados de manera desproporcionada entre los pobres del mundo. Son ellos los que más tienen que ganar si logramos erradicar la pobreza, y los que más habrán de perder en caso de no hacerlo. La buena noticia es que los jóvenes no son el problema, como a menudo se piensa; más bien, son la solución.
El año pasado, la Organización de las Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que hace un llamado a buscar un equilibrio entre las necesidades de las generaciones presentes y futuras, generar un crecimiento económico sin destruir los recursos naturales y reducir el consumo, al mismo tiempo que se busque el bienestar y la dignidad de las personas.
Para alcanzar estas metas, es necesario realizar un cambio fundamental. Debemos tomar decisiones acerca de la asignación de recursos sin perder de vista los intereses de las generaciones futuras. Debemos realizar inversiones en los sectores sociales que nos permitan mejorar la resiliencia de las personas y las comunidades y debemos colocar el ejercicio de los derechos humanos en el centro del desarrollo.
A nivel global, las numerosas poblaciones de jóvenes representan una oportunidad histórica para dar cauce al progreso y adoptar soluciones innovadoras para producir este cambio. Un elemento fundamental para ello es garantizar que las y los jóvenes ejerzan su derecho a participar en la vida política, económica y social de sus comunidades y países, así como a tomar decisiones informadas acerca de sus cuerpos, sexualidad y reproducción, libremente, sin discriminación, violencia o coacción.
Empoderar a la juventud significa brindarles las herramientas que les permitan convertirse en actores aún más influyentes y productivos en sus sociedades. Para lograr esto, los países necesitan poner fin a todas las formas de discriminación enfrentadas por las y los jóvenes, en particular las niñas adolescentes, tales como el matrimonio infantil y forzado y la violencia sexual, que pueden traducirse en embarazos no planificados, abortos en condiciones de riesgo e infecciones por VIH, además de hacer que su futuro sea incierto.
Un elemento central de estos esfuerzos debe ser la promoción del acceso a servicios de salud y educación, incluyendo servicios de salud reproductiva y planificación familiar. Estas intervenciones combinadas son decisivas para romper el ciclo intergeneracional de la pobreza, fortalecer la resiliencia de las poblaciones de cara a todo tipo de retos y aprovechar las oportunidades de la nueva economía.
Las juventudes ya se encuentran realizando innovaciones en los campos de la ciencia y la tecnología, tomando decisiones conscientes que están influyendo de manera radical en los patrones de consumo y producción, y movilizándose para hacer que las compañías, organizaciones y gobiernos sean más responsables tanto social como ambientalmente. En aquellos casos en los que pueden obtener acceso a información, tecnología, financiamiento, asesoría y plataformas de colaboración, los jóvenes innovadores pueden convertir sus ideas en soluciones transformadoras.
El UNFPA se enorgullece de su asociación con jóvenes en más de 150 países y territorios en el mundo entero con el fin de promover su participación y liderazgo, permitiéndoles superar barreras, promover innovaciones y desencadenar su pleno potencial.
El UNFPA hace un llamado a los gobiernos, sus socios para el desarrollo y otros líderes de opinión, de modo que articulen políticas que promuevan el desarrollo y los derechos humanos y medir el progreso hacia los Objetivos del Desarrollo Sostenible relacionados con los adolescentes y los jóvenes. Es necesario involucrar a la juventud en la consecución de estas metas, ya que ellos son la generación que heredará nuestro planeta.
Una adolescente que hoy tiene 10 años será una persona adulta de 24 años en el 2030, el año en el cual debemos haber cumplido los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Debemos asegurarnos de que el recorrido de esa adolescente en su adolescencia y juventud conduzca a un futuro más brillante para ella, su comunidad y el mundo entero, pavimentado con derechos, oportunidades y promesas cumplidas.
Dr. Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo de UNFPA
Comunicado conjunto del Grupo Interagencial del Sistema de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe sobre Juventud, con motivo del día Internacional de la Juventud
12 de Agosto de 2016. Ciudad de Panamá, 12 de agosto de 2016.- Con motivo del Día Internacional de la Juventud, las agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe aquí firmantes hacen un llamamiento para reconocer y reivindicar el rol de liderazgo de la juventud en la implementación de la Agenda de Desarrollo Sostenible y en la transformación de los modelos de producción y consumo de nuestras sociedades.
La región de América Latina y el Caribe cuenta con 156 millones de jóvenes (entre 15 y 29 años) que representan el 26% de la población. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la pobreza afecta desproporcionadamente a las y los jóvenes: el 39% vive en la pobreza, con mayor incidencia en el ámbito rural (46%) que en el ámbito urbano (25%), en una región que cuenta con 10 de los 15 países más desiguales del mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo de las y los jóvenes en América Latina y el Caribe alcanzó el 15,3 % en 2015, una cifra tres veces mayor que la de las personas adultas.
La educación aparece como una inversión clave para asegurar empleos dignos. Desafortunadamente 23 millones de jóvenes en zonas rurales tienen oportunidades educativas bajas o nulas y sólo el 37% cotizan a un seguro de salud y el 30% a un sistema de pensiones, según datos de 2013. Jóvenes pertenecientes a pueblos indígenas, jóvenes de las poblaciones LGBTI y jóvenes afrodescendientes también experimentan situaciones de especial exclusión y vulneración de derechos humanos. Los sistemas educativos siguen siendo poco inclusivos en términos socioeconómicos, lo que tiende a perpetuar desigualdades estructurales arraigadas en la región. Además, 1 de cada 5 jóvenes está excluido tanto del sistema educativo como del mercado laboral: la mayoría son mujeres adolescentes y jóvenes que se dedican a labores domésticas y de cuidados no remunerados.
La región registra la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo. UNFPA estima que 4.7 millones de adolescentes en 2020 serán madres antes de los 18 años en América Latina. Esto tiene graves consecuencias en términos de oportunidades de desarrollo y del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud para esas adolescentes en el presente y en el futuro.